No es lo que contemos, es lo que dicen de nosotros


En Asociación Barró hace años que abrimos las puertas al voluntariado. Hemos apostado por un modelo inclusivo y socioeducativo, donde las familias que más lo necesitan cuenten con el apoyo de Barró, pero también con otros referentes cercanos.
Nos referimos a las personas voluntarias, ellas son ejemplo de ciudadanía porque dedican parte de su tiempo y esfuerzo a colaborar por la inclusión de otros. Pero a su vez son también observadores de la lección de vida que les dan las mujeres, hombres, niños y niñas que asisten a los programas lúdico-educativos para superar las desigualdades, y superarse a sí mismos.
Esta experiencia, a medio camino entre ser ejemplo y seguir el ejemplo, es la que nos cuenta de viva voz esta voluntaria europea. Se trata de Lili, una voluntaria húngara que cuenta así su experiencia:
“Me llamo Lili y soy una voluntaria húngara. Originalmente soy de una pequeña cuidad – se llama Gödöllő – muy cerca del capital, Budapest.
Para mí el voluntariado en Asociación Barró – a través del SVE- es una experiencia sustancial, una oportunidad para desarrollarme en una forma creativa y non-formal. Mi objetivo es desafiarme a mí misma cada día y abrir mi mente y mi corazón.
Colaboro en un programa socioeducativo de Barró que se llama Jara y se encuentra en el distrito Cuidad Lineal. Jara es un centro socioeducativo, un proyecto de intervención, educación integral de los menores y también trabajan con las familias, propiciando un espacio de desarrollo escolar, social, lúdico-educativo, afectivo, familiar e intercultural adecuado.
He elegido este proyecto porque mi objetivo es trabajar en un ambiente creativo y estimulante tratando niños en dificultades sociales. Soy aficionada a las cuestiones sociales como migración, inclusión social, multiculturalismo y integración. Me gustaría aprender diferentes metodologías de educación y integración de los menores. Un trabajo que me deja usar mi pensamiento libre, creatividad y empatía es imprescindible para mí”.