“Hemos sido espectadores de un gran paso en la integración de los hombres y mujeres gitanas, pero aún queda mucho por recorrer"


Así se han pronunciado las entidades Barró, Casm y El Fanal en la presentación del libro de «Artemisa, cinco años de buenas prácticas».
Las entidades Barró, Casm y El Fanal presentaron el pasado jueves junto a la Dirección General de Igualdad de Oportunidades del Ayuntamiento de Madrid y la CAM, el libro “Artemisa, cinco años de buenas prácticas”. La obra recoge los cinco años de trayectoria del Proyecto Artemisa, un proyecto de mediación social de etnia gitana cuya seña de identidad es crear la figura de la mediadora de etnia gitana para hacer de puente entre su etnia y el resto de la sociedad.
Las instituciones han mostrado su satisfacción al ver los logros conseguidos en este primer ciclo del Proyecto que ahora termina y que concluye con la publicación del libro. En este tiempo se ha logrado que en torno al 30% de las mujeres de etnia gitana de los distritos de Vallecas, Valdemingómez, Villaverde, Moratalaz y La Cañada hayan asistido a revisiones ginecológicas a sus centros de salud; asimismo, se han empleado a 7 mujeres gitanas como mediadoras sociales, y más de 600 usuarias han recibido clases de alfabetización y habilidades sociales.
“Hemos sido espectadores de un gran paso en la integración de los hombres y mujeres gitanas, pero aún queda mucho por recorrer, por ello agradecemos a las instituciones su apoyo y les pedimos su ayuda para seguir apostando por iniciativas como esta”, declaraban las entidades. Tanto Barró como Casm como El Fanal son asociaciones sin ánimo de lucro que tienen un largo recorrido en la intervención social con personas gitanas. Sin embargo dichas entidades reconocen que, pese a su cercanía y experiencia, el éxito obtenido en estos cinco últimos años no habría sido posible sin la figura de la mediadora gitana. La mediadora nace del Proyecto Artemisa, llevado a cabo con la financiación del Ayuntamiento y la Comunidad.
Por su parte las mediadoras destacaron en primer lugar, la motivación de los y las usuarias de los Itinerarios quienes se muestran receptivos al cambio, a la igualdad de género y a apoyar la educación de sus hijos. Evidencia de esto es que “se preocupan más por su salud, valoran la importancia de que sus hijos tengan formación, desarrollan estrategias para convencer a sus maridos cuando hay que hacer salidas o quieren trabajar fuera de casa, y participan en las actividades que organizamos”.
En segundo lugar, insistieron en la necesidad de reivindicar más igualdad para la población gitana, que aún se siente excluida en el ámbito social y laboral; un ejemplo es que “muchas mujeres gitanas que han dado el paso de trabajar se han visto rechazadas por el hecho de ser gitanas porque cómo voy a confiar en una mujer gitana, es lo que piensan muchos”. Para finalizar han hecho un llamamiento: “A las Administraciones queremos deciros que sabemos cómo está la situación en este momento, pero os necesitamos. Somos muchas las que queremos avanzar y en eso los Servicios Sociales y las entidades también tenéis un papel importante”, concluían.
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